Enseñar a nuestro hijo a defenderse
Estrategias para enseñar a nuestros hijos e hijas a defenderse sin necesidad de usar la violencia.
Úrsula Tomás
En el colegio o en el parque, cuando nuestro hijo o hija se relaciona, se pueden llegar a dar situaciones de conflicto que les resultan difíciles de gestionar por ellos mismos. Desde casa, aunque siempre tratamos de educar en la amabilidad, también queremos que aprendan a defenderse cuando se sienten atacados, porque aunque queramos protegerles, no siempre podemos estar con ellos. Es por eso que la labor de los adultos será acompañar y ser un modelo.
La violencia en todas sus formas tanto dentro como fuera del recinto escolar es sin duda una situación que provoca grandísima indefensión tanto a los progenitores como a los menores. Como padres, es algo difícil de gestionar ver que tu hijo no sabe defenderse cuando le pegan o insultan. Es muy frustrante, ya que no podemos intervenir directamente o remediarlo.
Entonces, ¿qué podemos hacer en estos casos?
Lo principal tras pasar por esta vivencia tan desagradable es que en casa podamos ofrecerle consuelo y apoyo a nuestro/a hijo/a y darle a entender fuertemente que no está solo y que, sea como sea, esta situación se va a resolver y nosotros estaremos siempre a su lado.
Es importante hacerle consciente de que, si bien no debe responder con violencia, sí que debe actuar para no permitir que dicha situación se repita, que parte de esta solución se encuentra en su mano. Será también otro recurso de fortalecimiento interior para la resolución definitiva de la situación. Algo que se puede trabajar desde casa es enseñarle a expresar sus sentimientos y necesidades de manera asertiva, sin recurrir a la agresión física para que sea capaz, poco a poco, de resolver conflictos a través del diálogo y la negociación en lugar de la violencia. Enseñarle habilidades de comunicación efectiva y desarrollar habilidades de autorregulación emocional para evitar reacciones violentas en situaciones de enojo o frustración.
Es vital fomentar su autoconfianza y autoestima, lo que puede ayudar a evitar situaciones de intimidación. También debe aprender a poner límites, a saber decir que NO y a hacerse valer. Además de dotar a nuestro hijo con todas las herramientas nombradas, también podemos indicarle las diferentes vías a través de las cuales puede pedir ayuda en caso de que dicha situación se intente volver a dar, dejando cualquier miedo de lado y con la fortaleza que aporta la confianza en que todo va a salir bien. Por ejemplo: pidiendo ayuda al tutor, a un adulto que pase por su lado, a sus amigos de confianza, etc.
Fundamental en estos casos reunirse con el tutor para que puedan intervenir tanto con nuestro hijo, como con esos otros que agreden. La mayoría de las veces olvidamos que los “agresores” también necesitan ayuda. Los centros disponen de protocolos de actuación ante el acoso escolar y la violencia. Es necesario estar en constante comunicación con el centro para ver cómo se desarrolla el proceso.
Recuerda que enseñar a tu hijo a defenderse no significa promover la violencia, sino empoderarlo con habilidades y herramientas para protegerse y resolver conflictos de manera pacífica.
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